Hace once años apareció una molestia a los sonidos del entorno, que se
llama hipoacusia, junto con acúfenos, sonidos que empecé a escuchar
sin que el otro los perciba. Desconocía este síntoma y decido buscar
información para aprender a manejarlo.
Acepto lo que me pasa, mi audiometrista me dice que es mejor
afrontarlo y adaptarme para hacer que los oídos vuelvan a captar los
sonidos con la nueva situación.
En el año 2012 después de hacer una terapia auditiva tengo la
capacidad resiliente de comenzar a tolerar los sonidos ambientales sin
protección.
En esa época encuentro el grupo de ayuda mutua donde hay personas
con discapacidad auditiva postlocutiva, donde acudo a las reuniones y
me ayudan un poco.
Me adapto a mi sensibilidad auditiva de forma progresiva. Siento cómo
los sonidos entran en mí de una forma aumentada con el dolor que me
produce.
En esa época cuando estoy intentando normalizar la escucha de
sonidos, un suceso familiar aparece en mi vida, la muerte de mi padre,
tengo una recaída y entro en shock emocional.
Con este estado trabajo el duelo de mi padre integrándome en los
sonidos y manejo la recaída que tengo por su muerte.
Fui capaz de manejar la situación con resiliencia. Busco ayuda,
encuentro la parte emocional para mejorar la situación. Crezco
interiormente dándome cuenta que con mi persistencia, tenacidad y
autoeficacia vuelvo a afrontar los sonidos transformando
mis pensamientos, creencias, emociones y sentimientos.
En el 2018 encuentro que hay un diploma de especialista en
Audiologia y decido formarme para seguir creciendo, conozco e
investigo sobre diferentes trastornos auditivos reinventándome de
forma profesional.
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