Tengo 67 años y con los años estoy perdiendo audición. Tengo lo que se llama una Presbiacusia (Pérdida progresiva y simétrica de la agudeza auditiva, que ocurre con el paso de los años). Aunque esta pérdida se ha ido produciendo de manera lenta, sigue su curso produciéndome problemas de comprensión del lenguaje, sobre todo en situaciones de ruido ambiental o cuando las personas hablan a la vez o cuando no articulan bien. Es frecuente que cuando asisto a actos culturales, conferencias, clases, cine, teatro, asambleas, reuniones, etc., sufro con gran incomodidad por mi parte, una distorsión importante en la escucha. A veces los espacios, clases, aulas, teatros, auditorios, despachos, etc. tienen una gran reverberación y el sonido de las palabras se convierte en molestia, no solo auditiva, sino personal. Esto me enfada mucho a la vez que me entristece. A veces abandono mentalmente el lugar, perdiendo todo interés por lo que allí sucede. Otras veces siento una gran presión en mi cabeza por el esfuerzo tan grande que tengo que hacer para mantener la atención y el resultado también es el abandono del interés.
A veces puedo cambiar de posición en el sitio en que me encuentro y otras puedo advertir a los oradores que me faciliten la escucha, pero eso normalmente no sucede. Mi acceso a los sonidos del lenguaje, sobre todo los sonidos agudos (mi pérdida auditiva mayor se produce en los sonidos agudos), comienza a distorsionarse confundiendo las palabras. Voy aprendiendo que el contexto donde se producen las conversaciones a veces me ayuda a reconducir la conversación, pero otras no es posible De momento, no tengo audífonos, pero sé que en algún momento me los pondré. Soy una persona sociable y curiosa y no quiero abandonar todo aquello con lo que disfruto… Conciertos, teatros, conversaciones con amigos, clases, conferencias… Etc.
Tengo también acúfenos (o sonidos internos que me produce mi propio oído) pero sé que he de convivir con ellos (según me han dicho). En ocasiones pueden resultarme molestos, pero procuro no pensar en ellos. A la orilla del mar no los escucho y eso me produce un gran relax. Actualmente, con el uso de las mascarillas todo es más difícil y siento que la tolerancia y la solidaridad del mundo que nos rodea hacia las dificultades que tenemos por las perdidas auditivas, se está perdiendo vulnerando nuestros derechos. Tendremos nosotros que reconducirlas para recuperar nuestro derecho a escuchar y comprender.
asociacionsadap@
hotmail.com